jueves, 31 de julio de 2014

Amar a la distancia...



Por suerte la problemática del “amor a distancia” no es algo que ocurra muy seguido, aunque en los últimos años viene en aumento, pasar por ello es algo no solo muy duro sino desgastante, y, tristemente, normalmente no salimos bien librados.

Ya sea porque el amor se diera estando juntos y luego por azares del destino tuvieran que separar caminos o porque ese “amor” se diera ya estando lejos, siempre esa lejanía brindará un vacío en la relación que no se puede sustituir por nada, en comparación con una relación con cercanía física, esta carece de ciertas sensibilidades, la frialdad con que se lleve la cuestión es, desgraciadamente, la mejor aliada, que para ambos sea fácil y completamente satisfactorio una comunicación solo por teléfono, textos o videollamadas haría mucho más llevadera la espera por volver a estar juntos, aunque personalmente, esto anterior, lo considero un tanto imposible, porque siempre hará falta un beso, un abrazo, la simplicidad de poder tocarse la las manos, o de solamente salir a comer o a caminar, saber que la otra persona está junto a ti, y que puede estarlo cuando uno quiera hacer el esfuerzo de caminar o tomar un transporte para ir a verl@, la sencillez de sentirlo a nuestro alcance. Y si somos de aquellos que antes de la lejanía tuvimos una relación estando en la misma ciudad, tenemos que pasar por la pena de recordar lo que subestimábamos el hecho de tener esta clase de facilidades para poder tenerl@ cerca, porque es ahí, en medio de esta video-llamada nocturna, deseándose buenas noches, donde uno piensa que cuando estaba allí, en la ciudad de uno, podían fácilmente verse al otro día, o peor aún, esa persona estaría ahí, en su cama, con usted, sin tener que reprimirse todas esas ganas de una simple caricia. 

Es entonces cuando las carencias nos empiezan a jugar malas pasadas, y tiene en el día a día tanta gente a su alrededor, que empieza a contemplar la idea de dejar esa relación tan dolorosa y volver a lo simple. Con alguien que viva en su mismo territorio, inclusive, alguien que se encuentre a diario, en la universidad o en el trabajo, incluso en el barrio, puede que sea la misma lejanía con la otra persona o porque simplemente la ausencia le está acabando el amor, sea cual fuere la razón, muchas relaciones acaban en ese punto, cuando ya casi no se conectan, se demoran más en responder, ya les da sueño más rápido en las conversaciones nocturnas y se van a dormir más pronto, cuando ya ese tiempo que sacaban para hablarle a esa persona es cada vez menos y es de menor prioridad. Entonces ya, posiblemente, cada uno de los dos tenga a alguien nuevo en su vida, y esté tratando de sustituir a esa persona que por la distancia, perdió. Pero, ¡ojo!, nada que valga la pena en la vida es fácil, y si ustedes decidieron en un principio (sabiendo que uno de los dos se alejaría temporalmente) continuar con la relación y acordaron reencontrarse luego de un tiempo, deberían haber sabido que no sería fácil, que se extrañarían, que temas como la confianza y la firmeza serían cada vez más difíciles de mantener y más cuestionables, y a pesar de todo eso no tomaron la salida fácil de “terminemos mientras nos volvemos a ver, y así estaremos seguros si debemos o no estar juntos” (que muchas veces es lo más sensato) en cambio se prometieron aguantar y ser fieles, pues ¡fuerza!, porque si usted ama a esa persona y porque le resultó difícil prefirió conseguirse a alguien nuevo, como les decía, en su misma ciudad, le digo con el peso de la experiencia, que con un clavo no se saca otro clavo, si no es imposible reemplazar a esa persona de esta manera, entonces es muy jodido. Por otro lado le regalo otra certeza, el momento de volver a ver a esa persona luego de un largo periodo de tiempo le dará la respuesta que no puede encontrar de otra manera, la respuesta que no puede darse sol@, y menos en ese manojo de sentimientos que uno tiene en esta situación: Si todavía hay amor o es ya un caso perdido. Por otra parte, de las mejores cosas que le puede pasar a una pareja que tenga este aguante hasta el reencuentro, es volver a verse de frente, poder abrazarse, sentirse de nuevo, debe ser épicamente hermoso, que “Diario de una pasión” ni que nada…digo…para mí lo fue. Muchos abrazos, queridos lectores, y aquellos en esta precaria situación, mucha fuerza

lunes, 7 de julio de 2014

Psicólogos sin licencia


Imagen tomada de: /www.eparquiodelgado.com/
No sé si les pasa, pero muchas veces sucede que alguien nos cuenta sus problemas por aquello que “somos personas confiables” y terminamos más metidos, preocupándonos por la resolución de todas sus cuestiones que ellos mismos…y eso apesta, porque al final hasta logramos resolver esos problemas, pero terminamos siendo el paño de lágrimas de todos, el psicólogo del grupo y el único cuyos problemas no son asunto de nadie más. 

En todo caso, no es nuestra propia gloria, (aunque siempre  alegra haber ayudado a los amigos :3) uno termina por enfrentar sus problemas solo  y la experiencia como psicólogo, terapeuta y paño de lagrimas amateur de los amigos sirven para nada, por el simple hecho de que uno jamas podrá usar esas herramientas para uno mismo y terminamos buscando a otro pende/amigo que nos ayude o simplemente hacemos de tripas corazón, cogemos valentía de donde no la hay y seguimos adelante.

Así uno sea el soltero loco, el hijo menos querido y mantenido, el videoso acomplejado, el asocial del grupo…por alguna razón, pretendemos saber cómo resolver los problemas de los demás, somos el típico predicador: "que predica pero no aplica". Sin embargo, a estas alturas y a pesar de todo, tomamos nuestras tristes y macabras experiencias que puede que sirvan para el crecimiento personal de alguien que nos importa, es un buen uso que se les puedo dar, ¿no les parece? Claro, puede que nos lleguemos a sentir como Laura Bozzo en su afamado, divertido y sobretodo realista programa (Que Dios nos libre de este mal).

Al final no es tan malo estar allí para quien lo necesite, quizás, algún día estén ellos allí para   uno, si se ocurriese buscar a alguien en esos días de malparidez cósmica que nos dan a todos, aunque, si quieren tomarlo como consejo, solo uno sabe en que está metido y como se metió allí, entonces ¿Quién mejor para pensar en una solución que uno? La soledad a veces es mejor consejera que cualquier voz externa, un café y un buen libro, lejos de casa, sin nadie que te conozca alrededor, para mí, es la mejor medicina para la depresión. (Habló Doña Quintero). Yo en cambio, prefiero distraer la cabeza en el lugar de preferencia - la rumba está incluida - y aunque la soledad es buena compañía, si es bueno hablar de los problemas que nos agobian con alguien porque puede que nos den un buen consejo o nos hagan  morir de risa con una solución trillada y fuera de lo normal.