martes, 11 de marzo de 2014

Nos vamos de Rumba!!!

Por: o La Quintero

Después de una semana de estudios y/o trabajo, siempre devastadora, llega el merecido descanso, para muchos el fin de semana, tiempo de relajación y recogimiento espiritual, donde no tenemos que madrugar ni preparar el almuerzo para llevar en la porta comidas. No sé ustedes, pero a mi ese día me toca hacer aseo en mi casa, con montones de ropa sucia que lavar. Pero cuando todo eso termina, la tarde queda libre para añorar que llegue la noche y empezar la aventura nocturna.

Cuando empieza a caer la nochecita, como que nos pica la casa y la garganta nos sabe a cerveza, sobretodo cuando tenemos dinero en los bolsillos, la rumba nos empieza a llamar disimuladamente, a algunos les susurra al oído, a otros les hace señas desde fuera de la ventana, y al 90% de la población les escribe por whatsapp, pero a las 8 ya estamos dispuestos a gastar lo poco o lo mucho de nuestros sueldos en una buena noche de rumba (el que lo niegue, niega a la mamá).


Nos encontramos con un par de amigos, que, usualmente, están igual de desplatados que uno, para ver "¿qué vamos a hacer?". Siempre existe la ilusión de ir a un nuevo sitio, probar algo diferente, ir a donde siempre los de la U o los del trabajo nos recomiendan, pero al final aceptamos que le tenemos miedo a las nuevas experiencias, y siempre existen excusas para no ir a un sitio distinto al habitual."no conocemos a nadie allá", " ¿qué tal sea muy caro?", "me han dicho que por allá se la pasa fulan@ y no me lo/la quiero encontrar", "está muy lejos y luego no me alcanza para el taxi". Nos resignamos alegremente a ir al mismo bar de siempre, donde ya nos sabemos hasta la lista de reproducción del DJ.

Para dichos encuentros estamos llevando a cabo siempre el mismo protocolo, llegamos con los mismos tres pelagatos de siempre, buscamos entre la gente a los mismos clientes que van en el mismo plan que uno, ( los más amigueros llegan a saludar al mesero, al barman, al dueño, hasta al señor que vendé minutos ahí afuerita del bar). Siempre esperando que algo nuevo ocurra, que alguien nuevo aparezca, para un posible ligue/levante, esperando aquellos que si salen de su zona de confort para buscar bares y discos nuevos, no como uno. 

La ventaja de llegar a donde todos lo conocen, y donde uno conoce a todos, es que te embriagas dos veces con más facilidad. Esto se da por dos razones. 1. Porque todos se juntan para hacer vaca, 2. Porque cada borracho que te conoce te gasta una cerveza. (Si usted no es cliente asiduo de un bar en específico esto le puede significar un incentivo para empezar a serlo). Así mismo nos sentimos tan en casa que ya no nos matamos la cabeza pensando que ponernos, no nos probamos todo el armario antes de salir, ya sabemos que va con el estilo del bar y que llama la atención, ya encajamos con todos los demás. 

Al final terminamos con la pinta de siempre, con los mismos tres pelaos de siempre, viendo a la misma gente de siempre, y tomando lo mismo de siempre y sólo esperando que pase algo diferente pero sin querer ser quien lo provoque. Todo esta hecho de tradiciones ¿no? Así cómo nuestros papás, terminamos cayendo en el mismo hábito alcohólico, lamento decirles está triste verdad. Sin embargo, y muy a pesar del guayabo del otro día, tenemos las mismas ansias de hacer lo mismo el próximo fin de semana.

Al fin y al cabo ya todos esos "amigos de bar" nos conocen borrachos, esa es una ventaja que no podemos desmeritar, con ellos no nos da tanto oso embriagarnos y actuar como idiotas (al final todos lo somos estando borrachos y no notamos la diferencia sino hasta acordarnos al otro día), son los que nos conocen las intenciones pendejas de "quiero llamar a mi ex" o de "déjeme que yo si se bailar", hasta nos conocen el límite en el que saben que una vueltica más nos va a hacer vomitar. 

Eso es lo lindo de la amistad, de estas bellas costumbres.


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