Por: El Osorio
Analizando un poco cada paso que se da en la vida me doy cuenta que hay personas que les va muy bien en sus estudios y/o trabajos y tienen una vida social muy activa (amigos, conocidos, el parche) sin embargo, en la parte amorosa no es que a uno le vaya muy bien y es porque siempre hay un elemento que impide sentar cabeza y tener una pareja estable, pero ¿Cómo carajos pasa esto? La respuesta es simple, siempre uno resulta fijándose en la persona que no es, dejando como resultado un estancamiento en la atemorizante “Friend Zone”.
Analizando un poco cada paso que se da en la vida me doy cuenta que hay personas que les va muy bien en sus estudios y/o trabajos y tienen una vida social muy activa (amigos, conocidos, el parche) sin embargo, en la parte amorosa no es que a uno le vaya muy bien y es porque siempre hay un elemento que impide sentar cabeza y tener una pareja estable, pero ¿Cómo carajos pasa esto? La respuesta es simple, siempre uno resulta fijándose en la persona que no es, dejando como resultado un estancamiento en la atemorizante “Friend Zone”.
Si se hace una
pequeña retrospectiva a lo que se refiere este término noto que se llega de dos
maneras. La primera, cuando conoces a esa persona de un momento a otro, ya sea
en una cita a ciegas (Gracias Internet), el familiar de algún intento de
levante anterior con el mismo fatídico resultado, mejor dicho esa persona que jamás
en nuestra existencia habíamos visto y que por casualidades entra
en nuestras vidas. La segunda, es cuando ya se está en la friend zone (Cosa que empeora todo) antes de
iniciar la pelea en el campo de batalla por el corazón de esa persona, aquí me
refiero al mejor amigo, el vecino de la infancia, el (la) traga del colegio, en
fin esas personas que significaron algo en nuestras vidas, pero por temor no
nos atrevemos a decirles nada y preferimos quedar de amigos, con esperanzas de algo mas.
Cuando al fin
tomamos el valor y la determinación de iniciar algo, empezamos con un par de citas
y luego uno se da cuenta que esa persona si es la indicada para compartir las
locuras y parte de la vida social, espiritual, familiar, etc. Ahí es cuando
llega el momento de la declaración, ese instante en donde todo el cuerpo suda,
se ensayan una y otra vez las palabras adecuadas para pedirle el cuadre y se
prepara la mejor velada posible, una salida a cine + una cerveza, una cena,
mejor dicho el plan que según la previa investigación (stalkeo) sea el más
favorable para esa persona y para nosotros, porque tampoco es que la pasemos aburridos mientras
nuestro levante esta de maravillas.
Al fin el
momento llega, pasa la velada, se hablan de las mismas tonterías de siempre,
eso sí una que otra actualización de sus vidas en la semana y demás, mientras tanto nuestra conciencia nos
va poniendo un ultimátum y va acomodando las palabras que queremos decir para que sea un Sí fijo. Abrimos
nuestra parte más sensible y romanticona (como en las películas) y regamos esas
palabras que nos hacían el nudo en la garganta y sentimos como un gran peso se
nos va de encima. Al tiempo que experimentamos estas sensaciones vemos con
vehemencia a nuestra cita, esperando pacientemente (desesperadamente) su
respuesta que al principio no la procesamos por tanta vaina que nos pasa por la
mente, y al repitis escuchamos lo que jamás imaginamos que llegaríamos a
escuchar, “me gustas pero…” esa maldita conjunción que acompañado de múltiples
y tontas razones nos jode todos los planes hechos y futuros con esa persona y
nos da pase V.I.P a la Friend Zone, haciéndonos sentir primero derrotados y
segundo sorprendidos porque en nuestros imaginarios veíamos señales de que el
levante estaba en su mejor momento y ese No disfrazado no lo veríamos venir.
Al final de todo
este rollo, y como buenos seres vivos que somos, sacamos lo mejor de nuestra
diplomacia y aceptamos esa decisión por el simple hecho de no perder la compañía
de esa persona, claro está que muy en el fondo está el sentimiento que de algún
día el será reciproco y tendremos el sartén por el mango, por lo
que uno espera pacientemente hasta que resulte.
NOTA: El 99.9%
de los casos JAMAS resultan, por lo que es aconsejable vayan haciendo los
papeles de propiedad.
Señores, la moraleja
de todo este cuento es que dediquemos nuestras vidas, energías y ganas a todo
lo que nos apasiona y nos hace feliz, si bien todos necesitamos de una media
naranja para compartir una parte de la vida esta no llega de la noche a la
mañana, mucho menos por citas en internet. Sigamos con nuestras vidas y verán que
Dios, Zeus, Ra, o quien sea a que le recen nos enviará esa persona que nos hará
la vida de ponqué y nos haga salir del mercado del “usado”. Por el momento
hay que seguir con la vida en el ritmo normal y disfrutar de los detalles que ésta nos ofrece, porque por ponernos de romanticones buscando a quien nos “complemente”
nos perdemos del resto de personas que nos hacen pasar más de un momento chévere
en nuestras vidas.
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